

Los pibes del grado de Nivelación de la Escuela Nro 19, visitaron el Centro Educativo Comunitario y la radio para contarnos las actividades que llevaron adelante este año en los talleres de plástica y cocina
Conocemos a “los pibes de la esquina” desde hace muchos años. A algunos de ellos los vimos pequeños, divertidos y pícaros, creciendo entre adversidades. Creciendo hasta perder la picardía y la inocencia infantil, cambiándolas por cuerpos flacos y castigados, por rostros serios y horizontes inciertos (o más bien con algunas certezas que los fueron convirtiendo en “delincuentes juveniles” según la tipología que la sociedad en general les atribuye). Siempre intentamos que participaran del CEC, muchas veces tuvimos conflictos complicados y tristes con ellos.
Yo pensaba que no los iba a ver más por el Centro, pero se ve que el edificio nuevo y el equipo actual de trabajo invitan.
Ayer entró Emanuel a la biblio. Preguntó por un libro “de la tierra”. Como siempre, como en cada consulta, empecé a charlar con él para entender mejor qué información necesitaba. Como él no lo tenía tan claro, le pedí que fuera a buscar su carpeta y volviera. “bueno, después veo, más tarde” dijo y salió. “Chau-pensé, no vuelve más, no le tendría que haber pedido eso…”
Pero al rato ahí estaba Emanuel, con su carpeta y su pequeña hija en brazos. Sé que mis compañeros entenderán por qué digo que esa imagen fue la felicidad para mí.
Entonces le presenté a Leo y juntos sacaron adelante la tarea. Muchas veces lo miré a Emanuel. Se veía bien, a gusto en la biblio y con nosotros. Se fue después con la tarea completa y la invitación de Leo para volver cada vez que necesite ayuda con las cosas de la escuela.
Sentí que era posible desandar el camino que lo fue alejando del CEC. O que era posible crear otro.
Mari