El Blog del Carrillo Radio Integración: 2011

Roberto Sotelo, es tal vez más inquieto que su esquelético personaje Anacleto. Y además, generoso… Miren que hacer malabares en una agenda ajustada para llegar desde Munro hasta Carrillo con su valija llena de libros!

Yo me saco el sombrero ante los que, como él, teniendo tremenda trayectoria, experiencias, conocimientos acerca del mundo de los libros-y de la literatura infanto juvenil especialmente- no dejan de aprovechar ocasiones para encontrarse con los lectores. Aunque a la ocasión haya que hacerle lugar a los ponchazos entre una pila de compromisos laborales. Las coordenadas de tiempo y espacio: martes 10 de mayo de 2011-Biblioteca Popular Por caminos de libros, CEC Ramón Carrillo, Radio Integración.Por la mañana, el encuentro fue con los alumnos de primer grado de la escuela 19 DE 19 y sus maestros, bibliotecaria incluida. La mayoría de esos chicos, ya había visitado la biblioteca tres o cuatro veces en su paso por el jardín de infantes. Es hermoso ver cómo la biblio ya es para ellos un lugar conocido, en donde se mueven con naturalidad, alegría ¡y una curiosidad tan potente! Pero esta vez llegaban con expectativas novedosas: iban a encontrarse con el autor de Anacleto el esqueleto inquieto, La bruja Cereza y otros libros que estuvieron leyendo con sus maestras en la escuela. Desde el pasillo se escuchaban sus voces alborotadas. Adentro, Roberto esperaba con la maravillosa simpleza de su persona de escritor, de bibliotecario, de lector y los libros que había elegido para compartir con los chicos. Hubo preguntas, respuestas, adivinanzas, lectura, voces, oídos atentos, sorpresas en los libros, desafíos en los libros, provocaciones en los libros… Tengo mis propias preguntas acerca de qué significa para los más pequeños encontrarse con el autor de los libros que conocen. Tal vez las respuestas no sean tan importantes después de todo. O, ahora que lo sigo pensando…creo que mis dudas estaban relacionadas con aquella cuestión de “leer mucho a un autor y conocerlo después” y el riesgo de que ese “conocer” al autor no sea más que un moño bonito para cerrar una secuencia didáctica, muy vistosa, pero no necesariamente significativa, lo que desestructuró mi preconcepto fue ver que el encuentro era mucho más que con “el autor”, era básicamente un encuentro con un lector apasionado-que entre otras cosas escribe-pero que sobretodo le pone el cuerpo y la voz a la lectura, que tiene sus tesoros-libros y no duda en traerlos desde Munro para que los chicos de Carrillo se encuentren por fin con ¡Oh! o con La máscara, por ejemplo. Mientras Roberto leía Chumba la Cachumba, Fernando, que escuchaba a mi lado preguntó: “¿Ese libro está acá? Yo me quiero llevar ese…” Eso es lo que quiero decir cuando digo que una situación de lectura puede ser provocativa. Al día siguiente, Fer, que por primera vez entró a la biblio en esa visita, volvió con hermanos y vecinas a buscar libros para llevar prestados. Después del mediodía, participamos de la radio. Confieso que yo tenías expectativas flacas de que los chicos vinieran. Ese día el CEC estaba cerrado por reuniones de equipo, sólo íbamos a sostener la propuesta de la radio porque Roberto estaba comprometido con nosotros y nosotros con él. Además, venía pasando que los participantes del espacio de la biblioteca en la radio no siempre cumplían con su presencia… Sin embargo, ahí estuvieron. Puntuales y entusiasmados. Los de siempre y algunos más, que llegaron a propósito de la visita “del escritor”. Como cada martes hubo lecturas y comentarios acerca de libros, aunque esta vez, centrados en los libros de Sotelo que los chicos conocían. Pero no sólo eso, sino que tuvimos a Roberto, el lector, haciéndonos recomendaciones a partir del libro tan preciado que a Mica le regaló su abuelo, leyendo otra vez Chumba la Cachumba con nuestros coros, eligiendo un poema del libro de Mica, superando la clásica “prueba del trabalenguas” que debe pasar cada “pajarito nuevo” en la radio. Fue el programa más largo que hicimos. Pareció uno de los más cortos. Del otro lado del vidrio, Jonito y Fer hicieron malabares para combinar nuestra ansiedad y bullicio con buena música, escogida especialmente para cada tramo. De vuelta en la biblio, Roberto nos regaló un dibujo de Anacleto con una dedicatoria, y un libro que no tardó en salir prestado. Fue una jornada muy intensa. Todo el tiempo percibí entusiasmo en los chicos. Fue una de esas experiencias que animan, que dan cuenta de todo lo que sí se puede, de que vale la pena de vez en cuando hacer lugar a la fuerza entre las tareas escolares, para que otras cosas sucedan en la biblio.

Gracias, Roberto, el escritor, el bibliotecario, el lector.

María Inés 12 de mayo de 2011

Desandando el camino

Conocemos a “los pibes de la esquina” desde hace muchos años. A algunos de ellos los vimos pequeños, divertidos y pícaros, creciendo entre adversidades. Creciendo hasta perder la picardía y la inocencia infantil, cambiándolas por cuerpos flacos y castigados, por rostros serios y horizontes inciertos (o más bien con algunas certezas que los fueron convirtiendo en “delincuentes juveniles” según la tipología que la sociedad en general les atribuye). Siempre intentamos que participaran del CEC, muchas veces tuvimos conflictos complicados y tristes con ellos.

Yo pensaba que no los iba a ver más por el Centro, pero se ve que el edificio nuevo y el equipo actual de trabajo invitan.

Ayer entró Emanuel a la biblio. Preguntó por un libro “de la tierra”. Como siempre, como en cada consulta, empecé a charlar con él para entender mejor qué información necesitaba. Como él no lo tenía tan claro, le pedí que fuera a buscar su carpeta y volviera. “bueno, después veo, más tarde” dijo y salió. “Chau-pensé, no vuelve más, no le tendría que haber pedido eso…”

Pero al rato ahí estaba Emanuel, con su carpeta y su pequeña hija en brazos. Sé que mis compañeros entenderán por qué digo que esa imagen fue la felicidad para mí.

Entonces le presenté a Leo y juntos sacaron adelante la tarea. Muchas veces lo miré a Emanuel. Se veía bien, a gusto en la biblio y con nosotros. Se fue después con la tarea completa y la invitación de Leo para volver cada vez que necesite ayuda con las cosas de la escuela.

Sentí que era posible desandar el camino que lo fue alejando del CEC. O que era posible crear otro.

Mari